Desde hace años que las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) se han abierto camino en el proceso de aprendizaje de los alumnos a todo nivel. Lo que a su vez se ha convertido en una progresiva incorporación formal de las TIC a los centros educativos. En términos generales, este proceso ha sido accidentado, por ejemplo, es común encontrar que el uso de las tecnologías “no se traduce en un replanteamiento significativo y radical del modelo didáctico empleado, o en la revisión de los objetivos, contenidos y actividades didácticas desarrolladas en su modelo docente.” [1]. Pero poco a poco el fenómeno se ha formalizado y las instituciones han dedicado personas y recursos a la gestión y adaptación de estas tecnologías.
La incorporación de las TIC también se encuentra con una falta de “actitudes reflexivas y críticas de por qué, para qué o a quién beneficia esta innovación.” [1] Esto se demuestra con el hecho de que existe una producción de conocimiento mucho mayor sobre la coordinación, asesoramiento y organización de las TIC en el centro educativo, que en torno a la formación del profesorado en estos temas. [2] Precisamente la falta de formación específica es uno de los problemas más comunes, [3] lo que a su vez se traduce en una brecha digital que obstaculiza el uso didáctico que debería dársele a los recursos digitales. [2]
Para afrontar estas dificultades, los centros educativos deben actualizarse y dedicar personas y recursos a la coordinación de recursos digitales, porque esta responsabilidad no puede recaer solo sobre el docente. [4] Al fin y al cabo, los cambios no pueden ser promovidos individualmente, sino que tiene que ser una política de la institución. Para llevar adelante esta misión se requiere un equipo directivo que Sosa y Valverde denominan «e-competente», el cual se caracteriza por tener un fuerte liderazgo, considerar las particularidades de la situación y analizar los resultados obtenidos para influir positivamente en la incorporación de las TIC. [4] Al mismo tiempo, las TIC deben ser incorporadas como herramientas habituales de aprendizaje para los profesores, como puentes de comunicación para acercar a la comunidad educativa y como plataformas para facilitar la gestión del centro. [4]
Por debajo de la dirección del centro educativo, una de las piezas clave y tal vez la más importante es el coordinador TIC. Al fin y al cabo, desde los niveles más altos se pueden dictar las políticas, pero se requiere de un brazo ejecutor. Los problemas centrales con este tipo de cargo es que generalmente recaen sobre una persona que ya tiene demasiadas responsabilidades mientras que sus tareas no suelen especificarse. Investigaciones señalan que el 79% de los coordinadores “considera necesaria la definición escrita de sus funciones,” mientras que el 86% demuestra una sobrecarga de trabajo que termina por ocupar más de las horas establecidas. [5]
Para dar forma a las responsabilidades de los coordinadores TIC es importante revisar la clasificación desarrollada por Espuny, Gisbert, Coiduras Rodríguez y González, la cual se rescata a continuación punto por punto: [3]
Funciones asesoramiento, facilitación y administración de recursos TIC
Asesorar en materia informática al resto del profesorado.
Estudiar las necesidades del centro en materia de TIC.
Búsqueda, catalogación y organización de los recursos TIC del centro (mediateca).
Proporcionar guías o tutoriales con instrucciones para realizar tareas comunes en algunas aplicaciones.
Acercar y facilitar al profesorado, material curricular en soportes multimedia y estrategias que permitan su incorporación en la planificación didáctica.
Funciones de gestor de recursos informáticos del centro
Actuar como interlocutor con el servicio de soporte y asistencia informática.
Controlar y gestionar los servicios de la red local y la conectividad a Internet.
Asesorar en la elaboración de presupuestos y órdenes de compra de recursos TIC para el centro.
Coordinar el uso del aula o aulas del centro.
Participar en el diseño, la creación y el mantenimiento de la página web del centro.
Realizar el mantenimiento y solucionar los problemas de funcionamiento de equipos o aplicaciones.
Confeccionar el inventario.
Funciones de integración curricular de las TIC
Difundir e incentivar el intercambio de materiales entre el profesorado.
Dar a conocer proyectos, experiencias de otros centros, etc., en vistas a desarrollar nuevas actividades de trabajo en el aula.
Identificar las áreas del curriculum en las que hacer uso de las TIC.
Evaluar, junto con el profesor responsable, de aquellos procesos de enseñanza y aprendizaje mediados por tecnología.
Colaborar con el profesorado en el diseño y/o la adaptación de lecciones, actividades o unidades que estén integradas al currículo y que hayan sido enriquecidas mediante el uso de la tecnología.
Repasar estas acciones sirve para comprender la complejidad que implica la responsabilidad de coordinador TIC. Lo cual a su vez permite plantearse la posibilidad de distribuir estas labores en un equipo en lugar de dejarlas en manos de una sola persona. Esta decisión evidentemente dependerá del tamaño del centro educativo.
Postdata
La incorporación de las TIC en la educación puede ayudar a mejorar el proceso de aprendizaje, pero es un proceso que requiere atención. Entre otras cosas, exige evaluar las necesidades del centro y construir una “visión TIC” [4] que entienda la complejidad del tema. Dicha visión tendrá que incluir recursos humanos que cuenten con responsabilidades y horarios de trabajo claras, con la formación necesaria, con apoyo por parte de la directiva y con la infraestructura necesaria, entre otras cosas. [5] Una pieza clave dentro de este ejercicio será seguramente el coordinador TIC, al cual se le debe reconocer como tal y evitar una designación informal de labores que solo se suman a todas las tareas pendientes de algún docente. Partiendo de estos puntos se puede empezar a pensar en una incorporación eficiente de las TIC dentro del proceso de aprendizaje.
Referencias
[1] M. Area Moreira, «El proceso de integración y uso pedagógico de las TIC en los centros educativos. Un estudio de casos», Rev. Educ., vol. 352, n.o Mayo-Agosto 2010, pp. 77-97, 2009.
[2] J. J. S. Alonso y A. B. Aguilar, «Integración de las TIC en la educación escolar: importancia de la coordinación, la formación y la organización interna de los centros educativos desde un análisis bibliométrico», Hamut´ay, vol. 6, n.o 2, pp. 24-41, 2019.
[3] M. Romero Rodrigo, J. Peirats Chacón, Á. San Martín Alonso, y I. M. Gallardo Fernández, «Percepciones en torno al coordinador TIC en los Centros Educativos Inteligentes. Un estudio de caso», Romero Rodrigo Mercedes Peirats Chacón José San Martín Alonso Angel Gallardo Fernández Isabel María 2014 Percepciones En Torno Al Coord. TIC En Los Cent. Educ. Intel. Un Estud. Caso Educ. Rev. Pedagog. Univ. Autónoma Barc. 50 1 167 184, vol. 50, n.o 1, pp. 167-184, 2014.
[4] M. J. Sosa Díaz y J. Valverde Berrocoso, «El Equipo Directivo “E-Competente” y su Liderazgo en el Proceso de Integración de las TIC en los Centros Educativos», Rev. Iberoam. Eval. Educ., vol. 8, n.o 2, pp. 77-103, 2015.
[5] C. Espuny Vidal, M. Gisbert Cervera, J. Coiduras Rodríguez, y J. González Martínez, «El coordinador TIC en los centros educativos: Funciones para la dinamización e incorporación didáctica de las tic en las actividades de aprendizaje», Pixel-Bit Rev. Medios Educ., n.o 41, pp. 7-18, 2012.
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