Visto que la formación online está tan estrechamente vinculada a la tecnología, podría creerse que será precisamente el contexto digital el que conduzca su futuro, pero no necesariamente es así. Algunos de los cambios más profundos en este modelo educativo son promovidos por factores que podrían llamarse más humanos. Algunos de los que se pueden reconocer hoy en día son: la diversificación de las disciplinas ofertadas en formato online, la inversión en tecnología que no se aprovecha y desgasta a las instituciones, docentes menos visibles o presentes directamente y el aprendizaje colaborativo.
1. Aumento de la oferta temática
Aún hoy en día es común observar resistencia para adaptar ciertas áreas de conocimiento a la formación online, por ejemplo, programas vinculados a la salud y la ingeniería. [4] Más ampliamente, este fenómeno aplica a casi cualquier asignatura que se considera práctica o teórico-práctica, sobre todo en temas de diseño, lo que resulta particularmente cierto en las universidades más grandes, con una tradición más consolidada. Pero este hecho está cambiando rápidamente.
Las ofertas formativas que originalmente se centraban en temas informáticos o de negocios, se están ampliando cada vez más. Cada vez son más las disciplinas que encuentran espacio en la formación online. En este sentido, la dura competencia que existe entre las diferentes instituciones educativas tendrá sus ganadores en aquellas que pongan primero el pie en áreas no exploradas.

2. Enamorados de la tecnología
Ciertas instituciones se dejan llevar por la tentación de querer revolucionar el escenario formativo a través de nuevas tecnologías y prestan menos atención a los profesores, diseñadores instruccionales y técnicos que se encuentran detrás de los cursos. [1] Vinculado a la introducción de este artículo, en muchos casos la tecnología se convierte en un objetivo en sí mismo. Un par de ejemplos son la realidad virtual y la llamada gamificación (utilizar mecánicas de juego en el ambiente formativo). Para estos modelos se suele invertir en aplicaciones y gadgets por el simple hecho de conectarse con la moda, sin reflexionar sobre cómo ayudan a acercarse a los objetivos de enseñanza.

3. Reducción de la presencia del docente
Una de las tendencias que más se ha visto crecer en los últimos años es el aumento en la oferta de cursos que no requieren la interacción constante de un profesor. [2] Luego de construido un curso, el aprendizaje se construye a partir del alumno, el que se enfrenta a los materiales y recursos que tiene a su disposición, muchas veces centrados en textos, presentaciones y videos.
Uno de los ejemplos más claros de este fenómeno son los llamados MOOCs, siglas en inglés de Massive Open Online Course, es decir, Cursos Online Masivos y Abiertos. [3] Este hecho aumenta la demanda de profesores-creadores del contenido, un rol diferente al tradicional. En un salón de clases síncrono, sea presencial o virtual, el profesor puede atender a las dudas de los alumnos, a sus emociones, pero, cuando se pierde esta posibilidad, el diseño instruccional debe ser estructurado tratando de prever las posibles dificultades que enfrentarán los participantes. El espacio para improvisar soluciones se reduce drásticamente.

4. Aprendizaje colaborativo o collaborative learning
Asociado a lo anterior, la ausencia de un profesor con el cual interactuar es una de las razones que está trasladando gran parte de la responsabilidad al alumno. Al mismo tiempo, este hecho se está viendo complementado por espacios que motivan la colaboración entre los participantes del curso, pero no como miembros de un equipo para cumplir una tarea, sino como eslabones integrales de un proceso de aprendizaje en conjunto. Al tener sus intereses alineados, expresados a través de ese determinado curso de formación, los alumnos son invitados a asociarse, compartir y ayudarse unos a otros. De esta forma, un participante puede aclarar sus dudas al discutir con los demás, pero además se fortalece el aprendizaje a través del esfuerzo que significa el debate y la necesidad de enseñar a los demás.

Posdata
Las potenciales, posibilidades y necesidades de la educación a distancia son innumerables. Queda saber cómo utilizarla lo mejor posible, buscando eficiencia y eficacia, demostrada principalmente en el aprendizaje de nuestros alumnos, este es un compromiso que no puede ser olvidado (traducido por el autor a partir de “Desafios da qualidade na expansão da Educação Superior a Distância no Brasil”). [5]
Referencias
[1] N. Borrego, H. Rodríguez, R. Walle, and J. Ponce, “Educación Superior Virtual en América Latina: Perspectiva Tecnológica-Empresarial,” Form. Univ., vol. 1, no. 5, pp. 3–14, 2008.
[2] R. Claudio, Ed., Prospectiva de la Educación a Distancia en América Latina y el Caribe. Loja: Instituto Latinoamericano y del Caribe de Calidad en Educación Superior a Distancia (CALED), 2018.
[3] C. Rama, “La virtualización universitaria en América Latina,” Univ. Knowl. Soc. J., vol. 11, no. 3, pp. 33–43, 2014.
[4] C. Rama, “La fase actual de expansión de la educación en línea o virtual en América Latina,” Universidades, no. 70, pp. 27–39, 2016.
[5] P. Lupion Torres, J. Roesler, J. Vianney, K. Ethienne, and A. Sales Coelho, “Desafios da qualidade na expansão da Educação Superior a Distância no Brasil,” in Prospectiva de la Educación a Distancia en América Latina y el Caribe, C. Rama, Ed. Instituto Latinoamericano y del Caribe de Calidad en Educación Superior a Distancia (CALED), 2018, pp. 43–72.
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